AMERICAN HORROR STORY: COVEN
Tras una excelente y sobresaliente segunda
temporada (AHS: Asylum), Ryan Murphy dejó el listón muy alto y mucho tenía
que arriesgar para que la siguiente historia estuviese al nivel de su
predecesora. Y con la producción de su tercera temporada me llego a crear unas
expectativas muy favorables y esperanzadoras, haciéndome creer que pudiese
superar a Asylum, pero que tras la visión de sus treces episodios no se han
llegado a cumplir.
En los meses de verano de 2013 empezaron a
surgir noticias que ayudaron a crearme esas expectativas: la brujería como temática,
las nuevas incorporaciones al reparto (Kathy Bates y Angela Bassett), la introducción
al argumento de personajes reales y con pasado oscuro como Delphine
LaLaurie, Marie Laveau o el Asesino del Hacha.
Pero con la emisión del primer capítulo de AHS: Coven, esas expectativas
empezaron a desmoronarse.
Con nueva ambientación, un Nueva Orleans lleno de
brujas y a camino entre 1830 y la actualidad, todo comenzaba muy bien. Con
Fiona (Jessica Lange), la
bruja Suprema, regresando a la ciudad decidida a proteger al aquelarre y
empeñada en acabar con aquel que se interponga en su camino, ya fuese cazadores
de brujas (yerno incluido), a su vieja amiga y miembro del Consejo, Myrtle Snow (Frances Conroy) o a sus alumnas, Madison (Emma Roberts) y Nan (Jamie Brewer). Y es aquí donde encontramos el gran error de esta temporada, antes de que pudieses echar de menos al
personaje muerto de la semana, revivía en el siguiente episodio. Lo que claramente quitaba emoción y tensión a la serie y creaba incertidumbre a no saber
si los verás andando y vivos minutos más adelante.
Otro
punto negativo fue el apasionante personaje Delphine LaLaurie (Kathy
Bates) que se quedó a medio gas y sin explotarlo lo suficiente. Ya que un
personaje tan complejo, con una trama mejor hubiese podido eclipsar a la misma Jessica Lange. Pero tan solo quedo como
un personaje secundario, que en determinados episodios ni aparecía y tampoco
te preguntabas por ella. Lo mismo ocurría con el enemigo número uno de Fiona, la reina vudú Marie
Laveau (Angela Bassett), que en unos episodios quería matar a la Suprema y a sus discípulas y
al siguiente eran sus mejores amigas.
También tenemos que hablar del Asesino del Hacha, el sustituto del
Hombre de Látex de la primera temporada y Cara Sangrienta de la segunda. Y que
no ha llegado a ser ni tan siquiera un reflejo de sus predecesores. Un
personaje tan anodino y simple, que lastraba al personaje de Jessica Lange en determinadas momentos, pero cuyo final me encanto: Acompañando a Fiona en su "Infierno personal" de frustrada ama
de casa.
Entre sus cosas buenas, debemos incluir la trama
de la Suprema, que no se resolvió hasta el episodio final, dejándonos con la
intriga hasta el último momento. Al final resultó ser Cordelia (Sarah Paulson),
la hija de la Suprema, que se sacrifico constantemente por el bien del
aquelarre, incluso sacándose sus ojos para recuperar su poder de visión. Un
personaje que fue de menos a más, siendo la decisión más acertada para el
aquelarre. También hay que destacar su apartado técnico
impecable y sobresaliente como siempre. Y por supuesto las interpretaciones de sus actrices.
En conclusión, Coven ha sido una temporada regular, respecto a los que Ryan Murphy nos tiene aconstumbrados y que no ha estado a la altura de Asylum,
pero que está al nivel de su primera temporada. Además es infinitamente superior al
nivel de las series que podemos encontrar en los distintos canales en abierto
de la TV. Ahora tendremos que esperar hasta octubre de 2014 para dejarnos
deslumbrar por las nuevas tramas de la cuarta temporada de American Horror Story y última para Jessica Lange, que esperemos este a la altura de Asylum.
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